28 de diciembre de 2008

Luz de luna

Amigos vamos por el tercero y pen ultima parte de esta historia de terror, he de reconocer que me he vuelto aficionada a esta clase de cuentos, se debe a una suerte de paradoja entre lo romantico y subido de tono de mis poemas y esto.


Espero les guste y pronto la ultima parte.


Atte Anngel


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Luz de luna

Vagaba por la casa, después de aquella tarde haber leído un diario de vida que aparentemente le pertenecía, pues estaba sola y en una casa tan grande, solo se dedico a recorrerla y a buscar algún indicio mas de su pasado cercano, miro desde el balcón de la ventana el jardín era tan bello, pero sus ojos se situaron en una pequeña mata de rosas que sobresalía, era nueva y pronto tendría sus pequeños botones color azul.
Poco a poco en su cabeza se dibujo un recuerdo.

Te encuentras bien mi pequeña - pregunto un hombre de ojos calidos y sonrisa sincera estaba sentado a los pies de la cama en la habitación que poco minutos antes había compartido con el medico, su supuesto esposo – Para que te sientas mejor, te regalaré estas semillas, son de rosas, las mas bellas que puedas ver – Sin ti, ya no podría vivir, en medio de este desastre de vida, no se que haría si me faltaras – le dijo, mientras besaba su rostro con gran dulzura, se abrió la puerta de golpe y el poco de reminiscencia que quedaba, se esfumo dejando mas interrogantes aun.

Calló la noche y se encontró en el sofá recostada, había deambulado buscando pistas, más nada de lo que buscaba halló; quien seria aquel hombre que beso en su memoria, que habría pasado después de aquella tarde, porque le temía a su marido, entre sus cavilaciones escucho sonidos de palas en el jardín, se veía borroso, una silueta removía la tierra del piso, la luz de la luna dejaba entre ver el cuerpo de una mujer de su misma edad, cabello largo y ropa ajustada, tras ella un bulto que se comenzaba a mover, era la silueta de un hombre, que ella reconocía, entre los dos excavaron hondo bajo las rosas, un cuerpo inerte surgió de la tierra entre los capullos, la poca luz dejo ver que era aquel que se reflejaba en su memoria- ¿Qué era esto?, parecía sumergida en una de las leyendas de Bécquer; las siluetas voltearon luego de que prendiese la lámpara por error, tendría que huir, no tenia escapatoria.

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