21 de octubre de 2009

2º Parte

Se levanto del asiento al final del vagón, pronto tendría que descender mientras una lágrima traicionera rodaba por su mejilla. ¿Qué tal si los sueños se hacían realidad?, no podría soportar la idea de muerte que rondaba en su cabeza, las puertas del tren se abrieron, titubeo y por ultimo decidió no bajar, tenía que saber como estaba, aunque su maniática obsesión le jugara la mala pasada de una nueva discusión, necesitaba verlo, saber que se encontraba bien, que no había nada que perturbara su singular personalidad, y aquel mal genio aparente que demostraba.
Se encamino a su oficina a sabiendas que podía hacer detonar la segunda guerra mundial, pero algo nublo sus ojos, para ser transportada a sus más íntimos miedos… Sentía cálido entre sus manos un liquido que entre la oscuridad su color marrón le decía que no debía saber que había más allá, temió por lo que era de encontrarse – Por favor, prefiero la oscuridad – susurro antes que un cumulo de luz golpear su cabeza, haciéndola reconocer con pavor lo que se encontraba bajo sus pies, una rastro de sangre, que eras seguidas por posas tan hondas como el océano, donde naufragaban a la deriva pequeñas sombras de inconfesables partes.
Cobijo su rostro con las manos, levanto la cabeza en alto y con paso firme se dirigió a la pequeña oficina ubicada en las calles céntricas de Santiago. Solo para comprobar que sus pesadillas, eran eso, horribles pesadillas sin sentido.
- ¿Qué haces aquí?- pregunto sin inmutar
- Yo…- titubeo al darse cuenta que sus piernas temblaban y que la miraba directo y voraz- ¿Cómo estás?
- Vivo, ya lo has visto, ahora vete – expreso cortante, mientras volvía a su lectura
- Hay algo que me inquieta…
- Vete a buscar respuesta a otro lado, ahora estoy ocupado
- Esta…- Se resigno ante tal recibimiento, pese a la negativa, se acerco lento y lo cubrió con sus brazos, como si fuese la ultima vez…

20 de octubre de 2009

Un Día Como muchos.

Vamos a dejar de lado un poco las cartas y los sentimientos esparcidos sin sentido (aparentemente), les traigo lo ultimo que estoy escribiendo y espero les guste, es la 1º parte, espero sus criticas.

Anngel

Es probable que sea un día como cualquiera, donde las calles aceleradas de Santiago mostraron un rostro gris, mientras el cielo cubría el manto de sol, una tarde fría de las primeras semanas de octubre.

Sentía como algo le oprimiera el corazón, a ciencia cierta no sabía lo que era, las últimas noches habían inundado su cabeza oscuros recuerdos de sus sueños. El primero de todos había dejado un candor agradable en sus entrañas, veía entre las nubes reflejadas un lindo anillo, mientras besaba los labios de aquel joven que la esperaba en la iglesia con tanta felicidad como la que ella cobijaba mientras dormía. Esa no seria ni la primera, ni la último vez que tuviese ese sueño, al día siguiente se repitió, más con la variante que esta vez lo veía tirado en una cama agonizante, sus manos sudaban y no sabia que hacer, la imagines una vez golpeaban su cabeza mientras caminaba, el tercer sueño fue el peor y el que le dio el alerta, algo estaba mal, los incesantes sueños el presagio de boda que es muerte. Dirigió sus pasos y escribió.

- Hola, disculpa, ¿solo quiero saber como estas?- escribió sin mas preámbulos
- Hola – fue la respuesta seca que obtuvo de su latente preocupación
- Solo quiero saber como estas y me retiro- insistió ante la negativa
- Estoy ocupado hablamos – La interrogante una vez mas ante la actitud

Que tanto costaba decir estoy bien, que tanto costaba regalarle 2 minutos de su vida para saber como se encontraba. Esos sueños estaban siendo repetitivos y todas las noches, hace mucho que no le hablaba, pero esperaba un "estoy bien gracias", era lo mínimo que pedía. Los días pasaron lentos y monótonos, durante un viaje en metro, su cabeza callo por el cansancio y esta fue la gota que rebalsó el baso… Estaba nublado, un día lúgubre y sombrío, el tren se encontraba vacío, solo ella en un extremo y una silueta en el otro extremo, ella volteo a ver como caían las gotas del cielo fuera, cuando sintió un viento helado golpear su rostro, la puerta se había abierto y la otra persona había saltado del tren, ella corrió mientras la maquina se detenía, ahí lo vio tan tierno, manchado en sangre, desarmado por la caída, no pudo articular palabra mientras abrazaba lo poco que quedaba del… Despertó, pálida por la pesadilla, pero algo aquejaba su corazón, susurró - Se vienen días tristes… Muy tristes…

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