23 de mayo de 2010

Carta:

¿Cómo estas cariño?:

Yo bien desde lejos, creo que he podido estar mejor, simplemente hoy la nostalgia me tomó desprevenida el alma y cuando me pude dar cuenta, ya te estaba escribiendo esta carta. Ella me ha preguntado si aun te recuerdo, creo que es mas que obvio, desde que me pediste que no te escribiera más, no he podido aguantar las ganas de escribirte noche tras noche, para saber como estas, si aun guardas esos obsequios absurdos que te daba, si en algún momento tu corazón se escapa y piensa en tu vieja y olvidada amiga. En los últimos tiempos me han rondado preguntas, que se no tienen respuesta, pero me cuesta no hacerlas, ¿las quieres saber?, pues si son aquellas que nunca haz querido escuchar, ahí te van algunas.

- Me gustaría saber si… ¿volverás a ser tú?
- ¿Si volverá mi pequeño tierno asustado?
- ¿Si algún día volverás a necesitar mis brazos?
- ¿Si yo estaré disponible para cobijarte?
- ¿Si algún día te dejare de amar?
- ¿Si aquel viaje lo haremos juntos?
- ¿Si de algún modo vas a volver a mí?
- ¿Si podré sacar estos celos que me matan?
- ¿Cuánto más podré soportar sin quemarme?
- ¿Cuándo te darás cuenta que nunca dejaste de hacerme daño?
- ¿Cuándo me podré perdonar por negar que me haces falta?
- ¿Cuándo me podré perdonar por no luchar?

Dios como duele el tenerte tan lejos, entretenerme en cuanto mas puedo para no pensar en ti y en que haces, pero es necesario que encierre esto, aunque la piel me quema por darte las caricias que rechazas constantemente, aunque te sueñe en mi cama siendo tu mujer, lamento decir que este amor ha madurado y ya no tiene la espontaneidad de antaño, ahora le da vergüenza amar, le da temor saber que no es ni será, que esta condenado a perecer sin un consuelo, ni un migaja de aventura. Que le duelen las manos por el calor que emanan, que rememoran tiempo que fueron mejores, donde no conocían la represión del sentimiento. OH! Dios, quítame esta agonía que no cesa, que no se esfuma con el tiempo, que no se marchita con las horas, que recuerda con detalle en su memoria. Cariño, perdóname por no ser valiente, pero es mejor así, prefiero tus palabras en la lejanía que tu rechazo incauto. Porque mis lagrimas no cesarían y aumentarían tu furia, quiero verte feliz y ahora que lo veo… Envidio no ser yo la que te hace feliz…

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