21 de noviembre de 2009

Tarde de recuerdos, tarde para los recuerdos.

Y es que… Como decirlo, ya no bastaba, muchas veces la presencia misma había acabado con el ímpetu, con las ganas de poseer un pequeño paseo en un dulce diablo azul que se apoderaba de su poca razón y deseaba más y más que una caminata desperanzadora, ya no hacían eco en su debilitada conciencia y es el… Lo era todo y nada.
Pero que odiosa razón era la que la embriagaba, volvió a revisar su reloj, esperaba con ilusión la llegada de la misma nada ¿y que abría después?, provocar una pelea, para que no se pronunciaran esas palabras que destrozaban sus pensamientos o tal vez guardaría silencio, ya que después de una ausencia tan corta 1 semana, pero para ella una eternidad, parecían meses, años. Era cierto, salió de sus labios casi en susurro, mientras volvía a sentirse estúpida, por esperar lo inesperable, mientras sus pensamientos se abandonaban en cómo había comenzado.
Posiblemente y como no tiene muy buena memoria, recordó lo mas significante, en su rostro se deslumbró una sonrisa, aquel camino de regreso, esas manos escondidas que simbolizaban complicidad, la música que se escuchaba en aquel momento “… El muchacho de los ojos tristes…”. Y ahora después de una larga espera mientras esquivaba la mirada de su acompañante, se daba cuenta que esos ojos estaban tristes cansados, quiso reaccionar de una manera frágil y decir que si necesitaba llorar lo hiciera, pero ahí está una vez más el estúpido orgullo… El miedo en la realidad, miedo a que su muestra de cariño sea confundida y rechazada, para acabar en un sentimiento obtuso, poco claro - ¿no te vas a poner a llorar o sí?... - Perfecto!!!, ya es oficial, eres una tonta, poco sensible y egoísta, se reprendió mentalmente, mientras se escapaban de sus labios una frase que hasta ahora no le había tomado el peso… “somos consecuencia de nuestros propios actos”, consecuencia de aquello que deseamos, rauda se paró de s lugar casi sin aviso, antes de que comenzará a llorar, antes de que su alma la traicionara una vez más y dejara salir la pena, que para estos instantes había formado un nudo en su garganta que no la dejaba hablar. Ya más calmada volvió a la meza acusadora, donde esos ojos tristes la miraban culpando de que no debía sentir lo que estaba sintiendo, tal vez no lo decían, pero era la interpretación que ella le daba. Vivió a callar, se consumió entre sus pensamientos y retomo su pasado, un café, una tarde nublada, miles de mariposas en el estomago y un ángel que la esperaba en el 307… Un ángel y ese mismo estaba en frente. Despertó de sus cavilaciones con el sonido de un móvil, que puso su piel de gallina, sin saber quién era la persona al otro lado, sus entrañas ardieron, la ofuscaron, subió las escaleras tan rápido como sus piernas cansadas se lo permitieron, no sabe como camino por las calles oscuras… Llego el momento de volver a la realidad, tenían que tomar distintos caminos y una vez más la tonta – No te preocupes, me puedo marchar sola –cuando en sus pensamientos rogaban a Dios que permanecieran un momento más juntos, solo un poco más, por favor hasta satisfacer su demacrado ego, rememoro los episodios y las palabras mas crudas para ella, se arrepintió de haber vaticinado tanta fatalidad para esa persona. Por la que ahora rogaba que solo se quedara con ella un momento más, se asusto parecía zorro huyendo de la caza en es primavera, nuevamente le pareció que podía escuchar sus suplicas, para que se quedara con ella - ¿pasa algo? – inquirió él con tono de extrañeza, ya podía escuchar las palabras que salían de la boca de su acompañante que había escuchado todo en su cabeza.
Cariños…- su voz era débil y entre cortada, en cuanto unas lágrimas rebeldes escaparon sin autorización de sus ojos, reprimió la agonía en su canto, pensó mil improperios, especialmente creados por ella y para ella, por lo idiota que podía ser, por lo malditamente dependiente. Le echaba de menos era más que notorio, deseaba sentir aunque fuese solo su presencia cerca, rememoro una fiesta en el pasado, una madrugada, una habitación, la oscuridad cómplice y caricias secretas en un rincón, momentos especiales, que posiblemente no volverá a vivir con nadie.
Llego tarde a casa y sin apetito, parecía que había comido toneladas durante la cena, subió desganada a su cuarto, su refugio, se tiró en la cama, miro la oscuridad tan acogedora y fiel compañía inseparable, cuando cerraba sus ojos se encontraba con ella… Poco a poco fue cayendo en los brazos de Morfeo, mientras recordaba lo feliz que había sido mientras duró, los momentos bellos que ha vivido desde el primer día, esos juegos- Atea, pequeña atea –rió con ganas, sus ojos cayeron abatidos por las lágrimas y el sueño…




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Aqui les va otro fragmento de mis locuras, espero que puedan entender el peso que este texto tiene para mi, es complejo verte a esta edad, y sintiendo tanta soledad rodeandote y tanto espacio vacio, y sentir que estas perdiendo tal vez lo mas importante que ha llegado a tu vida, que lo perdiste por egoista una vez y ahora porque el destino lo quiere así... Soy pasiente pero el tiempo se agota y estoy sola... escoji otro camino...

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