4 de abril de 2010

Reflexiones


He de confesar que en el último tiempo he estado un poco más que autoexigente conmigo, se ha debido a muchos factores que han estado involucrados en un proceso de… vamos a llamarlo crecimiento personal, pero no es el concepto correcto. Para variar (irónicamente hablando) he estado cabizbaja y pensativa, esto se debe a que he tenido miedo, miedo de algo que desde hace mucho tiempo debí dejar de horrorizarme o de sentir pesadumbre, pero no se ha alejado y dudo mucho que lo haga hasta dentro de mucho. ¿Qué se siente perder lo que haz deseado tanto tiempo?, está bien, es algo que nunca haz tenido, ¿Cómo es posible, entonces, que tengas miedo de que se vaya lejos?.

No ha quedado más remedio que ir ignorando mis propios deseos y pensamientos, anoche las pocas horas que he dormido, solo me han revelado que no soy tan fuerte como todos piensan o como todos se esperaban. Luego de caer en los brazos de Morfeo abatida por una pena que no era propia, caí en la cuenta de que no podría olvidar nunca, no mientras siga pendiente de lo que late en mi pecho, de aquello que nombraremos como ímpetu, pero que describiremos como la sensación de que algo se va expandiendo en el interior de nuestro cuerpo, que es necesario sacar antes de que te ahogues con tu propio sentir, más es imposible sacarlo, cuando la más mínima demostración de afecto es confundida con una irremediable petición de amor eterno. Tenía que hacer esta aburrida introducción para explicar lo que les diré a continuación. Sonará malo o tétrico, pues mi inconciente me juega malas pasadas durante las noches, estando dormida y bajo la plena conciencia de que podía manejar este sueño, me he dado el gran gusto de liberar éste ímpetu, lo tomé de la mano y lo lleve frente al mar, donde grandes olas se llevaban por delante lo que encontraban a su paso, tomé sus manos y las besé (reiteraré que estaba plenamente conciente de que era un sueño), acaricié su rostro y le dije con la voz más calmada que podía expresar…”Se que es solo un sueño, algo que nunca ha de ser verdad, pero lo necesito aunque sea en sueños y por favor no me rechaces también aquí, luego podrás ir y no volver”… Me miró desconcertado y asintió con su rostro calido de siempre…”Te amo y no sabes cuanto, por favor déjame besar esos lindos labios que tanto ansío”…Tomé su rostro y él bajó instintivamente su cabeza, di pequeños besos por sus mejillas hasta llegar al borde de la abertura de su boca, con esto profundicé el tan delicioso y escurridizo beso, luego lo vi alejarse de mí.

Sueños, sí sueños, me pregunto que tan cierto o falso son los deseos que tenemos y que cargaremos, porque en la única parte de la “realidad” en la que podemos verlos realizados es en los sueños. Mientras tanto lo que nos queda es guardarlos en lo más profundo, pues de alguna manera esos sueños dañan a los que más queremos y los hacemos cargar con culpas que no son responsabilidad de ellos, si no de nuestra persona por llegar a fantasear sin la plena autorización del otro.

By Anngel

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